sábado, 7 de mayo de 2011

Mágico arte sonoro

Por Rosana Rivero Ricardo

En el siglo 1790 se inició la tradición de colocar una cruz en el Cerro Bayado para evitar epidemias y catástrofes. Esta práctica fue retomada precisamente hace 18 años y trajo consigo muchísimas novedades. Ya la cruz no se lleva hasta el sitio alto de la ciudad y cercano a ella, sino el Hacha Taína. Ya los beatos de la región no ascienden la loma en religiosa peregrinación, sino la juventud de todas partes de Cuba y el mundo sube por la escalinata del pequeño cerro en una procesión de arte tradicional y moderno, de simbiosis cultural.

Con las Romerías, Holguín se convierte en la capital del arte joven, revolucionario, alternativo, que rompe esquematismos, barreras de idiomas o cualquier otro pretexto que se impone la raza humana en su afán por dividirse, mutilarse.

Eso propone el grupo Mundo Burbujas: promover un arte desenfadado y exorcizarlo del mercantilismo. Desde su propia composición el grupo demuestra su aspiración a romper fronteras, pues dos de sus artistas son canadienses (Yves Leduc y Nathalie Gagnon) y una es cubana (Susana Pilar Delaharte).

Precisamente en la Galería Génesis ocurrió el nacimiento de este performance que te convida a ver la vida desde otra perspectiva y reconocer la riqueza y diversidad de los sonidos de nuestro entorno.

Su renovadora propuesta muestra desde el lento paso de un ciego caminante sin más bastón ni lazarillo que el sonido, hasta la exasperante experiencia de estar aislado del mundo, envuelto en una bolsa de plástico.

El agua es un elemento recurrente en la obra de estos artistas. Quizá porque constituya, aproximadamente, las tres cuartas partes de la Tierra y de nuestro cuerpo. Quizá porque el agua te permite hacer burbujas sonoras que, multiplicadas, te llevarán a conocer el mensaje, en ocasiones latente, que percibe uno de tus sentidos: el oído.

El grupo trata de acercarse al público a través de sus más íntimas necesidades. El cuerpo semidescubierto de una de sus integrantes proponía inscribir en él, el año más triste o feliz de los miembros de la audiencia. La artista se fue marcada por tatuajes de recuerdos que saltaban de un lado a otro del espectro de los sentimientos humanos. El público agradeció poder ser partícipe de este performance en el cual canalizaron sus sentimientos.

La propuesta de estos artistas, expertos en la magia del arte sonoro, es polisémica y tiene tantas interpretaciones como personas lo disfruten. Demuestra que no solo las palabras son capaces de transmitir ideas, sensaciones, pues sonidos y lenguaje corporal son suficientes para comprender “el reino de este mundo”.

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